sábado, 12 de septiembre de 2009

Una reflexión sobre el arte posmoderno y sus transgresiones

Es digamos demasiado mezquino el tiempo que corre tan de prisa y que no nos permite hablar de algunas cuestiones actuales en dentro al complejo universo del arte contemporáneo, precisamente porque también en el arte hoy por hoy las cosas pasan con una rapidez inusitada sin duda por el impiadoso avance de las nuevas tecnologías que ha terminado por introducirse en todos los aspectos de la vida social humana.
Es imposible creer que el arte esta aislado de semejante vorágine que los nuevos visionarios del futuro del arte buscan expresar y defender ya sin ningún tipo de límites éticos y estéticos.
¿Como podemos llamar a alguien que usa cuerpos disecados de animales de gran porte y los cuelga con un sistema de poleas de los techos presentándolos como Arte posmoderno? ¿U otro que los encierra disecados y despellejados en bolsas de cosméticos haciendo un composé de esos seres condenados? ¿En que lugar del espíritu puede encerrarse una idea aun mas extravagante como la de plastificar cuerpos humanos y luego exhibirlos con el apoyo incondicional de un publico ávido de morbosidad?
¿Deberíamos ignorar a quienes en nombre del arte, se sacan fotografías auto flagelándose o a los que practican el masoquismo y el canibalismo y para ello recurren a un registro de filmaciones como secuencias de una ficción desalmada pero devenida a una escala tan real que termina por provocarnos cierta remordida angustia? ¿Estos son artistas o provocadores?
Hagamos la salvedad de que en cierto sentido, el arte nos ayuda para narrar y comprender el pasado, para dar a conocer y plasmar la sociedad es decir sus mesuras y deslices y denunciar aquello que esta mal, aquello que atenta contra nuestros derechos inalienables. No obstante y esto tiene que quedar muy en claro que el arte también es un espacio que se presta para la manipulación provocado por los marchand (comerciantes) actuales bajo la sombra de las grandes corporaciones que controlan todos los movimientos artísticos para satisfacción de las órbitas de los poderes económicos reinantes.
Sin duda que los artistas actuales continúan revelando las distorsiones sociales, pero hasta que punto se esta libre de creer que así es. Deberíamos aquí pensar en que cada uno de nosotros sabe perfectamente que esta bien o que esta mal a menos que la demencia haya hecho estragos de nuestras razones. Y la belleza es otro tema que parece ser un capitulo resuelto en el arte contemporáneo, pues ya ha dejado de tener importancia alguna, digamos que lo bello es un disvalor que no tiene cupo en sus creaciones. Transgredir es la palabra que no puede caerse de sus obras, sin embargo después de la belleza muerta del arte actual nos queda lo siniestro, las revelaciones inesperadas de la maldad subyacente en un arte que no tiene sentido, donde basta sazonar con semiótica toda incongruencia para dar salvación a lo que es inútil de toda perspectiva o futuro. Quizá sea necesario ahondar en el arte del británico de origen irlandés, Francis Bacon (1909 – 1992) que ya sentaba precedente de lo siniestro en muchas de sus obras donde los cuerpos y los rostros se quedan como detrás de un velo, como fantasmas de un ensueño psicológico, pero es licito para este artista según lo cual el comprendía que el arte debía “sentirse” no venia a proponernos nada con sus obras, tampoco pretendía que su trabajo fuese analizado o interpretado por los teóricos, decía que no hay que comprender la obra de un artista sino analizar que produce esa obra en nosotros mismos, en nuestra experiencia perceptiva, en nuestra mas intima sensibilidad.
Los cambios se avecinan y es lógico pensar en ello como un avance, pero en este sentido el artista actual se encuentra en una diatriba difícil de resolver pues si nos propone una experiencia estética y sobrepasa los limites, puede que esa experiencia sea un viaje hacia su infierno personal que termina en un revés para los espectadores que culmina por ver a ese artista y su arte como un fenómeno de circo, que tarde o temprano a mas allá de las impresiones solo puede producir rechazo.
Pero todavía tenemos que acomodar una respuesta valedera en el nuevo universo del arte, a toda esta larga serie de interrogantes y por supuesto que seguirán las controversias en torno a este debate.
Nosotros pensamos que el arte en si mismo significa encuentro, dialogo, comunicación, un anhelo de establecer un puente entre el cuerpo, la mente y el espíritu, una experiencia que lleva hacia la libertad de sentirse bien, nadie puede considerarse encantado al mirar cadáveres plastificados, ni laceraciones fotografiadas, ni el arte caníbal tan de moda en Internet,( que dicho sea de paso decidimos no aportar aquí imágenes de esas obras que atenten contra la integridad de los lectores), sin embargo no podemos dejar de interpretar estos oscuros prodigios como un síntoma de la degradación de la inteligencia, una rara virtud ya difícil de encontrar en los nuevos y por un minuto, celebres artistas.

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